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El Sueño de la Divina Femenina

Dale Clic a la música, mientras me lees.

(canalización desde el alma)

La lluvia cae, fina, constante, como un susurro que no cesa.

Estoy de pie en medio del bosque,

rodeada de árboles que murmuran verdades antiguas.


Llevo un vestido rojo oscuro, como el vino derramado,

y mis pies apenas rozan la tierra.

El fuego frente a mí no calienta, pero ilumina.


En mis manos, la copa dorada que he llenado con mi amor,

con mi sangre emocional,

con las lágrimas que derramé cuando nadie miraba.


Lo siento llegar. No lo veo aún, pero mi pecho arde, DDS.

Ese nombre que grita mi alma sin boca.

El aire cambia, cuando él pisa este sueño.


Las hojas tiemblan.

La herida se reabre.

Lo veo. Avanza hacia mí.


No sabe si acercarse.

Lo miro sin rencor, pero tampoco con ternura.

Lo miro con verdad.

Con memoria.


Le ofrezco la copa.

Pero sé que no la tomará.

No por falta de amor, sino por miedo.


Porque beber de ella, es aceptar lo que somos.

Porque beber de ella, es recordar...


Él da un paso. Y entonces ocurre,

como en todos los sueños anteriores:

una voz lo llama, lo rompe, lo separa de nuevo.

Lo observo girarse hacia el ruido del mundo.


El ego.

El deber.

La culpa.


Cuando vuelve a mirar,

yo ya no estoy frente a él.

No puedo esperar más.


Pero dejo algo: una pluma negra,

caída de mis propias alas.

Un fragmento de mi esencia...


Corro, No porque huya,

sino porque el alma sabe cuándo retirarse.

Me deslizo hasta el borde del acantilado.


Desde allí, puedo ver más allá de la niebla.

El abismo no me asusta.

Yo ya he caído antes.

He muerto muchas veces por amor.


Lo veo llegar, rasgado, sucio, deshecho.

Me ve, nos miramos.

Y en ese instante todo es silencio.


El tipo de silencio que precede al trueno.

Le doy algo más: una piedra en forma de corazón.

La recogí en una de mis noches más oscuras.


Es el símbolo de que, aún hay tiempo.

Pero ya no hay promesa.

Me doy la vuelta.


Camino hacia la niebla.

La copa ya vacía.

El fuego detrás.


No sé si volveré a este sueño.

Pero sé que, si lo hago,

ya no lo esperaré.

Divina Femenina sosteniendo la copa llena de sus lágrimas, fruto de las noches más oscuras del alma.
Divina Femenina sosteniendo la copa llena de sus lágrimas, fruto de las noches más oscuras del alma.

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🌹 Gracias por leerme, por sentir conmigo y por honrar tu propia luz y sombra.

 

Con amor,

Melissa – Seladriel


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Soy panameña, abogada, madre de gatos, estoy en proceso de llamas gemelas y sanación espiritual.

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