En este nuevo capítulo onírico, la Divina Femenina se manifiesta entre la niebla, el fuego y el dolor sagrado. Ella ofrece la copa de su verdad, su herida y su amor incondicional, sabiendo que tal vez no será aceptada. Este sueño, espejo del alma, revela la sabiduría de quien ha amado sin reservas y el coraje de quien se retira sin rencor.
Una experiencia poética, ritual y emocional que acompaña el cierre de un ciclo y la apertura de una nueva visión espiritual.
Es mezcla de ira sagrada, herida ancestral, y al mismo tiempo, una fuerza profundamente liberadora. Es un grito del alma que ha estado en silencio demasiado tiempo, y que ya no se avergüenza de sentir, de romper, de renunciar a lo que duele. Lo que transmito no es solo dolor: ¡es poder!