Este texto es un suspiro del alma que ha sido escudo, espada y fortaleza durante tanto tiempo.
Aquí, la energía Yang se encuentra con una presencia masculina que no impone, sino que invita…
Y por primera vez, no necesita defenderse.
Una confesión emocional sobre cómo la ternura verdadera no irrumpe, pero tampoco pide permiso para sanar lo que la guerra olvidó.
Porque incluso las mujeres más salvajes merecen un refugio donde puedan simplemente ser.